La candidatura de Madrid para albergar los JJOO de 2020 puede ser muchas cosas:
una cortina de humo, una oportunidad si quieres ser atleta o yo qué sé. Pero lo que no es, es un negocio; al menos para las cuentas públicas.
Tras encuestas absurdas, proyecciones de ingresos infladas, presupuestos que se dispararán (aquí prueba experimental) y infraestructuras que serán infrautilizadas (verse EXPO Zaragoza2008) pero que tendrán que mantenerse cargo a los contribuyentes, esto no se me antoja como un buen negocio, salvo, claro, para quienes mojen o pillen cacho. Obviamente, por ejemplo, El Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid ya han expresado su apoyo a la candidatura, y un primo de mi padre que tiene un piso en Madrid que puede alquilar a ricachones japoneses tampoco creo que se encuentre a disgusto.
Pero bueno,… al menos ya tenemos mascota.